domingo, 29 de agosto de 2010

Los Graiver y los Montoneros

Los Graiver y los Montoneros





Por Alexis Di Capo para el Informador Público



Hay tres libros claves sobre las vinculaciones entre la familia Graiver y los Montoneros. Éstos: son El Poder en las Sombras de Ramón Camps; Montoneros, Soldados de Menem, de Viviana Gorbato y Montoneros, final de cuentas, de Juan Gasparini. Del análisis de los tres textos surge claramente cómo funcionó la relación entre los herederos de David Graiver y la organización terrorista y que el Dr. Paz era Juan Gasparini.


El poder en las sombras” de Ramón Camps


“En septiembre de 1976 volví a la Argentina. Al mes siguiente-relata Lidia Papaleo- se presentó en las oficinas de la calle Suipacha una persona que se hacía llamar “doctor Paz” y supongo que las empleadas ya lo conocían porque entró sin dificultades. La descripción del “doctor Paz” coincide a grandes rasgos con la de Isidoro Graiver, pero la de Lidia es más detallada: se fijó en el peinado (“con raya al costado, a la gomina”), en el color de ojos (“ojos claros”), en la calidad de la ropa (“un buen traje”). Actuaba a cara descubierta, sin maquillaje ni pelucas.


Apenas hubo entrado, el hombre la tomó del brazo y la arrastró hasta la pared de vidrio, a más de setenta metros de la calle, en el piso 29º. Allí le mostró un paquetito arrugado que contenía una cápsula. Me dijo que todos los de la familia debían reunirse con él. Si no, me iba a hacer tragar la cápsula de cianuro y la organización se encargaría de los otros miembros de la familia. Lo único que alcancé a balbucear fue “no tenemos dinero. “Paz” se fue sin contestar”.


Llegaron después las llamadas telefónicas con voces que la citaban junto con Isidoro en distintos puntos de la ciudad. El final del mensaje era siempre el mismo, como si los que llamaban hubiesen sustituido definitivamente de su lenguaje la palabra “adiós” por un seco “los matamos a todos”. (Pág. 71 y 72)


“Al “Dr. Peñaloza” me lo describió así: De 1,80 de alto, cuerpo macizo, cuello muy grueso, cara cuadrada, rasgos duros, cabellos rojizos cortos peinados con raya a la izquierda. Lo más notable eran sus ojos saltones, de los cuales partía una mirada muy dura, muy fea. Esto ocurría solo las pocas veces que miraba de frente, porque la mayor parte del tiempo desviaba la vista. La piel era blanca, sonrosada en las mejillas”. (Lidia Gesualdi, empleada de Graiver a Camps) (Pág. 93)


“MONTONEROS Soldados de Menem” de Viviana Gorbato


“Raúl Magario, un hombre bronceado, canoso, robusto y tremendamente seductor. De hablar pausado y campechano, tiene un look Pymes, pequeño o mediano empresario nacional, de los de antes. Lo más insólito no es sólo lo que dice, sino dónde lo dice. Estamos en el cuarto piso de Leandro Alem 168, exactamente en dependencias del Ministerio del Interior. Es febrero de 1999... (Pág. 137 Del oro de los Born.)


“-Lo de Peñaloza es una cosa anecdótica. Un día le pregunto a Graiver cómo me anunciaba con su secretaria. Y me dice “decíle que sos el Dr. Peñaloza”. (Pág. 156)


“-¿Vos no eras de la conducción nacional? -La conducción nacional eran ocho tipos. Nosotros éramos una suerte de gabinete paralelo, nosotros éramos los ejecutores de la política.” (Pág. 157)

“-Cuando te pasan a la columna norte, vos perdés todo contacto con Graiver y entra a tallar el doctor Paz...” (Pág. 158)


“MONTONEROS Final de Cuentas” de Juan Gasparini


“En mi caso se empeñaron en que entregara (La Marina) a Roberto Cirilo Perdía, Adriana Lesgart, Ana María Pirles y Horacio Domingo Maggio; y en saber si había sido el “Dr. Paz”, o el “Dr. Peñalosa”, volantes emisarios montoneros que según el Gral. Camps habían invertido no sé cuántos millones de dólares del “grupo Graiver”. Como Perdía, Lesgart, Pirles y Maggio no fueron importunados por mis declaraciones, y como NO ACCEDÍA A REFRENDARLES SI ERA “PAZ” ó “PEÑALOZA”, se enfurecían cada día más. (Pág. 106)


Quién es quién


De estos tres libros surge por confesiones propias que:


- Raúl Magario era el Dr. Peñaloza


- Juan Gasparini era el Dr. Paz


- Que bajo la conducción de ocho miembros de Montoneros ocupaban un gabinete paralelo


- Que eran los ejecutores de las órdenes de Firmenich, Quieto, Perdía, etc.


- Que el Gral. Camps, Jefe de Policía, teniendo detenidos a los Graiver no arrancó confesiones con torturas


- Por lo tanto, no llegó a conocer las filiaciones de Peñaloza y Paz


- Que la confesión de la Sra. De Graiver Lidia Papaleo es decisiva sobre las amenazas de Paz a su vida y a la de su familia.


-Que ahora se ha descubierto que él era el Dr. Paz, por la confesión de Magario de que él era el Dr. Peñaloza.


Juan Gasparini


-Ha sido nexo de Montoneros con Graiver.


-Amenazó de muerte a toda la familia.


-Portaba cápsula de cianuro.


-Es corresponsal periodístico en Suiza desde donde ataca permanentemente a las Fuerzas Armadas.


-Ha escrito 3 o más libros sobre estos temas.


-Es uno de los principales denunciantes ante el Juez español Garzón.


-Que en sus denuncias ha ocultado su pasado de ejecutivo del mando montonero.


-Que conoce los movimientos de fondos de los secuestros, sus colocaciones y sus destinos.


-Que es el acusador del Capitán Ricardo Cavallo detenido en México.


-Que entregó a su mujer y a otra terrorista, salvándose sus hijos como declaró en Clarín del 26/8/00 porque murieron en el procedimiento, mientras se jacta que a los otros jefes no los “importunaron”.


Hay una carta de Gasparini a un periodista mexicano en donde expresa que él es el único acusador del Capitán Cavallo ante el juez Garzón. La carta está enviada por él mismo por Internet y hay copia en Yahoo Groups.


A fines de 2006, SÍNTESIS DE PRENSA trajo la información de que la mujer de Gasparini y su amiga murieron en un tiroteo con la Armada porque el lugar lo había entregado el propio tesorero de montoneros Juan Gasparini y que los dos chicos rescatados de la bañadera de la casa tapados con mantas y colchones fueron entregados a los abuelos.


Hoy esos jóvenes se hallan con su padre en Suiza




Juan Gasparini libera el libro “David Graiver, el banquero de los montoneros” (y de Papel Prensa)


Publicado el 1 Abril 2010 por Pedro Ylarri


El periodista Juan Gasparini (Gasparín según su DNI) liberó hoy el PDF de su libro “David Graiver, el banquero de los montoneros”, escrito en 1990 y republicado por Norma hace algunos años, hoy agotado. Además de lo interesante de la iniciativa de Gasparini, quien vive hoy en Ginebra, el nombre del desaparecido Graiver vuelve a ser recordado en el marco del conflicto por Papel Prensa, la máxima productora de papel para diarios del país y que en la dictadura le pertenecía en su mayoría al empresario allegado a los montoneros. Los militares le sacaron la empresa a Graiver y luego la transfirieron en parte a Clarín y La Nación; aunque el Estado se quedó una parte, la misma que el Gobierno hoy ejerce con fuerza (lo que también aparece en la tapa de los diarios). La foto que ilustra este post en una muestra más de cómo los medios de la época (en este caso Somos, de Atlántida) operó en favor de la dictadura para expropiar la empresa. El libro en PDF y otros documentos están en


http://www.juangasparini.com/montoneros.html


David Graiver, el banquero de los Montoneros


El libro de Juan Gasparini consta de cuatro partes, o grandes capítulos. Recoge la integralidad de una primera edición, aparecida en 1990, titulada El crimen de Graiver, y agrega un Prólogo y un Epílogo, que actualizan los hechos hasta hoy, y dispone de un Anexo más completo de fotos y documentos.


http://mediamanagementblog.files.wordpress.com/2010/04/david-graiver-revista-somos.jpg?w=442&h=575




Muerte premeditada


La historia arranca contando el último día de vida de David Graiver, el 6 de agosto de 1976.


El personaje es un banquero argentino de origen judío. Tenía 35 años. Poseía dos bancos en Argentina (Comercial de La Plata y Hurlingham), dos bancos en Nueva York, el ABT y el CNB (American Bank and Trust y Century National Bank), la BAS en Bruselas (Banque pour l'Amérique du Sud), un banco en Tel Aviv (Swiss-Israel Bank) y decenas de compañías desparramadas por el mundo.


La narración se explaya en detalles sobre la constitución del capital de las 6 instituciones financieras y los demás bienes.


Las escenas se desarrollan en Nueva York. A través de conversaciones telefónicas con sus subordinados, entre su departamento de la Quinta Avenida y sus oficinas en el Olimpic Towers, se va mostrando como el joven banquero administra un imperio financiero, construido en solitario al cabo de 9 años. Sobre la base de la fortuna familiar, acopiada por su padre, Juan Graiver, un emigrante polaco de origen judío que se afincó en la Argentina en los años 30 del siglo pasado, el hijo mayor, Dudi irguió una multinacional que logró manejar alrededor de 200 millones de dólares, desplazando a su hermano menor, Isidoro.


En un almuerzo que David tiene en un restaurante de Nueva York con José Ber Gelbard, último ministro de economía del general Juan Perón, se trazan los perfiles personales, familiares y políticos de los dos hombres. Gelbard y Graiver dominaron la economía argentina de 1973 a 1976. Uno podía pasar por el padre del otro. Ambos eran judíos y contaron con apoyos del Mossad, el servicio secreto israelí, que los ayudó a abrirse paso en los negocios. Aquí se pinta la imagen política de la Argentina de ese periodo.


En el correr de las páginas va apareciendo la filosofía de vida y los criterios morales que guiaran a David Graiver en el ámbito de la política y la economía.


Graiver formó parte del trípode de la banca judía en América Latina. Los otros dos exponentes fueron José Klein, en Chile, y Edmond Safra, en Brasil, hombres maduros, emigrantes también, los dos con bancos en Nueva York y Ginebra. Una reseña sobre los mismos abrevia la saga de muchos judíos llegados a América Latina que cimentaron fortuna empezando de la nada.


La CIA decide eliminar a Graiver al saber que su expansión bancaria en los Estados Unidos es posible gracias a una inversión de 17 millones de dólares de los Montoneros, exponentes de la guerrilla peronista, una de las más espectaculares de América Latina de los años 70. El atentado se montó aprovechando sus vuelos en jet privados de todos los fines de semana a México, donde residía oficialmente la familia de Graiver por razones impositivas y de visa provisoria como banquero que se estaba instalando en Nueva York. En la madrugada del 7 de agosto de 1976, cerca de Acapulco, Dudi Graiver pereció en un accidente aéreo. Se relatan los detalles del viaje y se formula una hipótesis sobre las razones que provocaron el estallido del avión.


Mellizas I


Volviendo atrás en el tiempo se describen a continuación las relaciones de Graiver con Perón y sus lazos con los Montoneros. Se detalla la ideología y la técnica de Dudi para reproducir dinero en el circuito financiero internacional, y vaciar bancos en Nueva York y Bruselas.


Se muestra, además, en tres evocaciones sucesivas, la planificación del secuestro, su realización y el cobro del rescate por el rapto de los hermanos Jorge y Juan Born en Buenos Aires, líderes de la primera multinacional argentina, la tercera cerealera del mundo. Al operativo, realizado durante 1974 y 1975, sus autores lo bautizaron Mellizas.


Una remesa del rescate de 64 millones de dólares se embolsa en Ginebra. Fueron 14 millones de dólares que la guerrilla peronista cediera en inversión a Graiver. Surgieron inconvenientes en el traspaso del dinero de los Born a los Montoneros, y de estos a Graiver. Todo ocurrió hacia junio de 1975 en Ginebra. Para resolver la situación, Graiver pidió auxilio al Mossad, que sin saber de dónde provenía el dinero, consiguió destrabarlo de los bancos suizos.


El colosal botín ubicó al rapto de los Born en el primer escalón mundial de los secuestros contra pago de rescate que se conocieran.


En el marco de estos acontecimientos, el libro entra en materia sobre la práctica de la lucha armada urbana en Argentina, y se ensaya una aproximación política e ideológica sobre ella. También respecto a los vínculos de los Montoneros con Perón y el empresariado argentino.


El imperio de papel


Retomando la cronología del grupo Graiver luego que la CIA liquidara a David en la catástrofe aérea, la narración se interna en el derrumbe de los bancos y sociedades.

Graiver había organizado su imperio en base una conducción unipersonal. Su muerte provocó el desplome de los bancos. El ABT y CNB en Nueva York se desfondaron en septiembre de 1976, constituyendo entonces la cuarta quiebra bancaria en la historia de los Estados Unidos. La BAS en Bruselas también se desmoronó ese mismo mes. Fue la primera estafa bancaria de la posguerra en Bélgica. Los bancos argentinos y el de Israel se vendieron para cubrir deudas. La multinacional valuada en 200 millones de dólares se despeñó. Quedó al desnudo el desvío de fondos perpetrado por Graiver en el mercado financiero internacional para nutrir de capitales a sus empresas en Argentina, especialmente Papel Prensa, un proyecto cuyo objetivo fuera monopolizar la fabricación de papel en el país.


Con ese telón de fondo se vivió una feroz lucha por el poder en la cúpula del grupo Graiver, entre los herederos de su familia -sus padres, hermano y la viuda- y los ejecutivos susceptibles de reemplazarlo en la conducción empresaria.


Dos enfrentamientos simultáneos alimentan el reportaje. Uno es el que opuso a dos lugartenientes de David, los argentinos Jorge Rubinstein y Alberto Naón, que tenían enfoques opuestos como gestionar el derrumbe. La otra puja desgarró a la familia. Lidia Papaleo, la viuda de David, que no es judía, terminó por hacerse con el control del grupo, alejando al hermano y al padre de su difunto esposo, y apartando a Rubinstein y Naón.


Paralelamente, la eliminación de Graiver ocasionó una crisis en el trípode de la banca judía en América Latina (Graiver-Klein-Safra). En su caída Graiver arrastró a Klein, quien se suicidó en Ginebra en 1977. Safra salió temporariamente indemne hasta que el 3 de diciembre de 1999, sucumbiera en un incendio criminal en Mónaco. Fue uno de los banqueros más encumbrados del mundo, dueño de Republic National Bank de Nueva York. La DEA, el órgano antinarcóticos de Estados Unidos, supo tenerlo bajo sospecha de lavar dinero procedente del narcotráfico, habiendo sido también citado en el escándalo del Irangate.


La familia Graiver retornó rápidamente de México a la Argentina. Los militares habían dado un golpe de Estado el 24 de marzo de 1976. Al derribarse el imperio Graiver, las Fuerzas Armadas se abalanzan sobre los bienes, expropiándolos bajo pretexto que allí estaban los fondos de los “subversivos” montoneros. La viuda trató de negociar con el presidente y dictador Videla, pero la suerte le fue adversa. Los Graiver y su entorno fueron detenidos. La represión los tuvo ocultos unas semanas y luego el Ejército resolvió someterlos a la justicia militar.


La crónica analiza los entretelones que estos episodios motivaron en el seno del régimen militar.




Mellizas II


El título se refiere a los pormenores del secuestro de los Graiver y allegados, su posterior juicio por parte de un tribunal de las Fuerzas Armadas, y la consecuente sentencia.


Sin embargo, la vuelta a la democracia en 1983 permitió a los herederos de Graiver apelar las sentencias y reclamar los bienes que les fueron usurpados por los militares. No existían pruebas materiales de la inversión de la guerrilla montonera en el grupo Graiver.


El gobierno presidido por Raúl Alfonsín los puso en libertad y los indemnizó con 84 millones de dólares, devolviéndoles propiedades diversas. Los Graiver mantuvieron sus declaraciones formuladas con anterioridad ante los jueces militares, en el sentido que la inversión de los Montoneros era un asunto particular del extinto David Graiver, y que ellos eran extranjeros al hecho por el cual no podía pedírseles rendiciones de cuentas.


Los herederos de David se comprometieron ante la justicia democrática a reinvertir en la Argentina el dinero que cobraran de la indemnización, pero no lo hicieron.


El padre y el hermano de David se domiciliaron en Madrid. Invirtieron una fracción de la fortuna en España y depositaron el resto en cuentas suizas de Ginebra. Juan Graiver murió en 1989.


Lidia Papaleo, la viuda de David, permaneció en Buenos Aires. Volvió a formar pareja. Su nuevo marido concluyó un pacto con un emisario de los Montoneros. Juan e Isidoro Graiver habían viajado a Ginebra, donde los Montoneros tenían su retaguardia financiera. Un subordinado de Mario Firmenich, jefe de los Montoneros y preso en Buenos Aires desde 1984 -condenado a 30 años de cárcel en 1987 por la autoría mediata del secuestro de los hermanos Born- visitó un banco en Ginebra para retirar una gran cantidad de dólares. El dato induce a pensar que la inversión de 17 millones de dólares de la guerrilla peronista fue restituida a los sobrevivientes de la jefatura montonera. Mario Firmenich se benefició de un indulto dictado por el presidente Carlos Menem en 1990 y Jorge Born colaboró con el gobierno peronista de la restauración democrática. La justicia auspició un arreglo entre los Graiver y los Born, para que estos últimos recibieran una parte proporcional de la indemnización pagada por el Estado.

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